Sí, la vida es complicada -creo que eso no es ninguna novedad-, pero no menos cierto es lo mucho que la complicamos nosotros.
Como siempre, para no dejar mi línea onírica, escribo con los ojos casi cerrados, porque he dormido poco y mal... Algo debe de haber de magnestismo mesmeriano para que, cada vez que me centro en una serie de líneas, me encuentre absolutamente entre el sueño y la vigilia. Efectivamente, como rige el adagio latino "Excusatio non petita, acusatio manifesta", pero no se trata de captar vuestra benevolencia, sino de dejar constancia de que soy plenamente consciente de mi incoherencia verbal y que no tengo intención de escribir un discurso coherente y cohesionado, cuando la vida es todo lo contrario.
Vivimos tiempos convulsos. Nos encontramos en una situación de lógico y manifiesto desamparo, burlados por una clase política que por mucho que quieran algunos fachas defender su legitimidad en virtud del sacrosanto nombre de las urnas y de la Democracia, no hace más que reírse de nuestro sistema -por el que muchos de nuestros padres lucharon por conquistar en la clandestinidad con todas las consecuencias- y de las libertades conquistadas por el pueblo.
¿Hasta qué punto es "legítimo" un gobierno que llega al poder y engaña, miente, incumple su programa electoral y nos pone un yugo de recortes hasta lo más básico que nos corresponde?
Señores de la derecha, ustedes mismos se han deslegitimado y han traicionado a sus votantes negándoles el pan y la sal a una sociedad que pasa HAMBRE.
Sólo en Galicia un 80% de la población subsiste gracias a ayudas de familiares y amigos, porque ya no entra ni un euro en sus casas. Esto me hace recordar cada día que despierto lo mismo; que doy gracias no por lo que tengo, sino por lo que todavía no me han quitado... Este pensamiento me revuelve, porque, si reparamos bien en su sentido profundo, no es más que un acto de conformismo y sumisión ante los dirigentes que quieren embrutecernos negándonos la Educación Pública, dado que es más fácil dominar a los ignorantes. Pero no; me rebelo contra el Cielo y la Tierra y conmigo misma, porque si hay algo que NADIE, NADIE NOS PUEDE QUITAR ES LA PALABRA.
Sí, la vida es complicada y el ser humano la complica más, porque tiene pasiones y afectos. Pero este mismo mecanismo de complicación es el que nos permite levantar la Voz y la Mano.
Hace unos días fui a ver la película sobre Hanna Arendt después de leer un artículo de Ana María Moix sobre la filósofa berlinesa. La famosa teoría de Arendt sobre "La banalidad del mal" -referida en su momento al enjuiciado nazi Eichmann- está absolutamente vigente hoy por hoy.
Reparemos en la conducta y las declaraciones que manifiestan presidente -mejor dicho, el Gran Ausente-, la viceprsidenta y los ministros... Son absolutamente mediocres; he aquí que el Ser Humano cuando pierde conciencia de tal y, por lo tanto, deja de pensar por sí mismo, inflige el daño sin ningún tipo de pudor, simplemente, porque ya lo ha perdido por completo.
¿Cómo se puede dormir con la carga de los suicidios de los desahuciados, del fallecimiento de los desatendidos por la Sanidad Pública y con la evidencia de millones de tragedias familiares?
Supongo que un ser que no piensa tampoco puede sentir, porque para sentir primero hay que pensar.
Yo prefiero complicarme la vida y seguir aquello que me dicta el corazón y la conciencia.
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